Viernes 29 de octubre empezara la competiciòn de Voleibol y el martes proximo la de mate. Espero que no la perdais, proximamente se cogara los horarios, y los puntos de cada equipo. Buena suerte a todos.
Presidenta de Voleibol y mate: Noemi Martinez Galian.
Delegado: Jose Javier Sanchez Garcia.
Delegado y arbitro: Daniel.
Nota para los participantes de Mate y voleibol: Estamos pidiendo firmas para realizar las competiciones dentro del pabellon. Asique si vuestro deporte lo que reis realizar en cubierto no podeis dejar de firma.
Mis cosas...
jueves, 28 de octubre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Comentario de latin, para la prueba de pau:
Rapto de Europa
Pintura pompeyana Siglo I d. C. Museo Arqueológico Nacional (Nápoles)
Rapto de Europa
Botero; siglo XX Plaza de Europa, Aeropuerto de Barajas (Madrid
Europa, joven amada por Júpiter, se suele representar sentada sobre la grupa de un toro, mientras el animal huye entre las olas del mar.
Júpiter, el rey de los dioses, se enamoró de Europa, hija del rey fenicio Agenor y de Teléfasa, y transformado en un cándido toro blanco con los cuernos dorados, marcha a la playa donde la joven juega con sus sirvientas. La muchacha, inicialmente aterrorizada, se arma de valor, acaricia al animal y le ciñe los cuernos con guirnaldas de flores, hasta que por fin se sienta en su grupa. Júpiter, entre los gestos de Europa, huye alejándose entre las olas y llega hasta Creta donde se une con la joven. Europa dará a Júpiter tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamante. Sus hermanos, Fénix, Fineo, Cadmo y Cílix, salieron en su busca, fundando durante esta empresa numerosas colonias.
Este episodio mítico es uno de los más representados por los artistas. En el arte, el rapto de Europa se suele representar en el momento en que Júpiter huye con la muchacha sobre su dorso mientras en la orilla se distingue a las sirvientas. A veces, algunos amorcillos sobrevuelan a Europa y al toro.
Júpiter e Ío
Corregio; siglo XVI.
Kunsthistorisches Museum (Viena)
A Ío se la representa mientras Júpiter, en forma de nube, la seduce. También se la suele representar en forma de ternera, animal en el que fue transformada por el dios para esconder su culpa a su mujer Juno.
Júpiter, se enamora de Ío, sacerdotisa de la ciudad de Argos, hija de Ínaco, río de la Argólida, y la seduce transformándose en una nube. Juno, sospechando de la insólita nube en pleno día, va en busca del marido, quien, para que su esposa no sospechara nada, transforma a la muchacha en una espléndida ternera.
Comprendiendo el engaño, Juno pide al dios que se la regale y confía Ío a Argos, el guardián de los cien ojos, que sólo dormía cerrando cincuenta, para que la vigile. Pero Júpiter, compadecido de la suerte de Ío, pide a Mercurio que la libere. El mensajero de los dioses logra dormir a Argos con el dulce sonido de su flauta y lo mata. Al enterarse Juno, recogió los cien ojos y los puso en la cola del pavo real, como recuerdo de su atroz asesinato y en venganza envía un horrible tábano para que atormente a la muchacha, la cual desesperada, huye por todo el mundo. La falsa ternera estuvo errando durante varios meses por toda Grecia huyendo de las picaduras del tábano. Tras cruzar el Bósforo (o “paso de la vaca”). Ío tomó entonces rumbo a Egipto donde recuperó su forma humana y dio a luz a Épafo.
En el arte, Ío se representa mientras Júpiter en forma de nube la seduce o bien con el aspecto de ternera. En algunas escenas aparece también Juno mientras pide a Júpiter que le entregue al animal o en el momento en que Ío es entregada a Argos.
En el arte, Ío se representa mientras Júpiter en forma de nube la seduce o bien con el aspecto de ternera. En algunas escenas aparece también Juno mientras pide a Júpiter que le entregue al animal o en el momento en que Ío es entregada a Argos.
Rapto de Ganímedes
Escultura romana; siglo II d. C.
Museo del Prado (Madrid)
Joven de extraordinaria belleza, a Ganímedes se le suele representar en el instante en que es raptado por Júpiter, que se presenta bajo la forma de águila.
Según el relato homérico, Ganímedes, hijo del rey troyano Tros y de Calírroe, es raptado por los dioses para que haga de copero y les sirva durante los banquetes. Versiones más tardías cuentan, en cambio, que Júpiter, enamorado del joven, lo rapta después de haberse transformado en águila, cuando éste guardaba los rebaños de su padre en las montañas que rodean la ciudad de Troya, lo conduce al Olimpo y le convierte en su copero.
Es la versión del mito que se impone en el arte. El joven representado entre las garras del águila o sentado sobre él, mientras le conduce hacia el cielo. Ganímedes lleva a veces consigo una pequeña ánfora, que alude a la futura tarea de copero de los dioses, o bien se le ve en el Olimpo, donde Hebe, quien también tenía asignada la misma función originariamente, le entrega una copa; al fondo se desarrolla el banquete de los dioses.
Según el relato homérico, Ganímedes, hijo del rey troyano Tros y de Calírroe, es raptado por los dioses para que haga de copero y les sirva durante los banquetes. Versiones más tardías cuentan, en cambio, que Júpiter, enamorado del joven, lo rapta después de haberse transformado en águila, cuando éste guardaba los rebaños de su padre en las montañas que rodean la ciudad de Troya, lo conduce al Olimpo y le convierte en su copero.
Es la versión del mito que se impone en el arte. El joven representado entre las garras del águila o sentado sobre él, mientras le conduce hacia el cielo. Ganímedes lleva a veces consigo una pequeña ánfora, que alude a la futura tarea de copero de los dioses, o bien se le ve en el Olimpo, donde Hebe, quien también tenía asignada la misma función originariamente, le entrega una copa; al fondo se desarrolla el banquete de los dioses.
Dánae recibiendo la lluvia de oro
Tiziano; siglo XVI. Museo del Prado (Madrid)
A Dánae los pintores la suelen representar recostada, mientras Júpiter desciende sobre ella en forma de sutil lluvia de oro.
Dánae era hija de Acrisio, rey de Argos, a quien un oráculo predijo que lo mataría su nieto. Por ese motivo el rey mandó encerrar a la muchacha en una torre de bronce. Pero Júpiter, enamorado de Dánae, logró penetrar en la celda en forma de sutil lluvia de oro; de esa unión nació Perseo. Al descubrirse lo ocurrido, Acrisio mandó encerrar a Dánae y al hijo en un cofre y arrojarlos al mar. El cofre embarrancó en la isla de Sérifos y los dos fueron salvados. Después de diversas peripecias Acrisio y Perseo hicieron las paces, pero el oráculo se cumplió, ya que el joven mató por error al abuelo durante una competición de lanzamiento de disco.
En el arte, la joven suele yacer recostada en un lecho o apoyada en una almohada y, mientras dirige la mirada hacia lo alto, cae sobre ella desde una nube una lluvia dorada, a veces en forma de monedas. También puede aparecer una sirvienta que extiende su delantal para recoger la preciosa lluvia.
Dánae era hija de Acrisio, rey de Argos, a quien un oráculo predijo que lo mataría su nieto. Por ese motivo el rey mandó encerrar a la muchacha en una torre de bronce. Pero Júpiter, enamorado de Dánae, logró penetrar en la celda en forma de sutil lluvia de oro; de esa unión nació Perseo. Al descubrirse lo ocurrido, Acrisio mandó encerrar a Dánae y al hijo en un cofre y arrojarlos al mar. El cofre embarrancó en la isla de Sérifos y los dos fueron salvados. Después de diversas peripecias Acrisio y Perseo hicieron las paces, pero el oráculo se cumplió, ya que el joven mató por error al abuelo durante una competición de lanzamiento de disco.
En el arte, la joven suele yacer recostada en un lecho o apoyada en una almohada y, mientras dirige la mirada hacia lo alto, cae sobre ella desde una nube una lluvia dorada, a veces en forma de monedas. También puede aparecer una sirvienta que extiende su delantal para recoger la preciosa lluvia.
Júpiter y Sémele
Rubens; siglos XVI - XVII. Museo de Bellas Artes (Bruselas)
A Sémele se la suele representar como una muchacha que yace exánime; armado con sus rayos, Júpiter aparece en el cielo junto a su águila; a veces se puede ver la figura de Juno escondida entre las nubes.
Sémele, hija de Cadmo y de Harmonía, amada de Júpiter, concibe un hijo. La terrible Juno, airada y obcecada por los celos, decide castigar a la muchacha por el ultraje sufrido, y asume la apariencia de la vieja Beroe, nodriza de Sémele. La reina de los dioses se presenta de ese modo ante Sémele, quien, creyéndola su nodriza, comienza a hablar con ella hasta que la conversación deriva sobre el rey de los dioses. Entonces Beroe pone en guardia a la muchacha para que no se fíe del dios y la exhorta para que le exija una prueba de su verdadera identidad, sugiriéndole que pida a Júpiter que se presente ante ella como lo hace con Juno.
Al cabo de algún tiempo, Sémele, recordando las palabras de la vieja, pide a Júpiter que le ofrezca un regalo, y el dios promete darle lo que ella desee. Entonces Sémele le ruega que se le manifieste en todo su poder. Júpiter, desesperado, se ve obligado a realizar lo que se le ha pedido y se presenta ante Sémele armado de sus rayos. La muchacha, no pudiendo soportar el tremendo resplandor, se quema. No obstante, Júpiter logra salvar al hijo que la joven esperaba extrayéndolo del seno materno y se lo cose dentro de su muslo. Transcurrido el tiempo necesario, nace Baco, del que se dice, por ese motivo, “nacido dos veces”.
Al cabo de algún tiempo, Sémele, recordando las palabras de la vieja, pide a Júpiter que le ofrezca un regalo, y el dios promete darle lo que ella desee. Entonces Sémele le ruega que se le manifieste en todo su poder. Júpiter, desesperado, se ve obligado a realizar lo que se le ha pedido y se presenta ante Sémele armado de sus rayos. La muchacha, no pudiendo soportar el tremendo resplandor, se quema. No obstante, Júpiter logra salvar al hijo que la joven esperaba extrayéndolo del seno materno y se lo cose dentro de su muslo. Transcurrido el tiempo necesario, nace Baco, del que se dice, por ese motivo, “nacido dos veces”.
El juicio de Paris
Rubens; siglos XVI – XVII. Museo del prado Madrid:
Paris no tiene connotaciones iconográficas específicas. Se le suele representar en el episodio del juicio, con la manzana de oro en una mano. A su lado puede estar Hermes, mientras Paris se encuentra ante Afrodita, Hera y Atenea.
Paris, hijo de Hécuba y Príamo, rey de Troya, y hermano de Héctor. Poco antes de su nacimiento se le predijo a Hécuba que el hijo que tenía en su seno causaría algún día la destrucción de Troya. La reina, atemorizada, abandonó en el monte Ida al niño, que fue criado por pastores. A continuación, Paris se hizo reconocer por su padre, que lo acogió devolviéndole su condición de príncipe. A Paris se le recuerda sobre todo por el episodio del famoso juicio que ocasionó la guerra de Troya. La leyenda cuenta que, durante el banquete de bodas de Peleo y Tetis, la diosa de la discordia, ofendida por no haber sido invitada, arrojó sobre la mesa de los dioses una manzana de oro con esta leyenda: “Para la más bella”. Inmediatamente surgió una disputa entre Juno, Minerva y Venus, que se pelearon por el regalo. Para dirimir la disputa, Júpiter encargó a Mercurio que fuera al monte Ida y entregara la manzana a Paris, quien habría de elegir entre las rivales la más bella. Las diosas se presentaron ante Paris y trataron de corromperlo con el fin de obtener la manzana. Juno prometió al joven la soberanía sobre Asia entera, Minerva la sabiduría y la victoria en los combates y Venus el amor de Helena, la mujer más bella del mundo. Paris escogió a Venus y dio la manzana a la diosa del amor
El nacimiento de la vía Láctea
P.P. Rubens; siglos XVI – XVII. Museo del Prado (Madrid):
La Vía Láctea surgió en una ocasión en que Juno amamantaba a Hércules. Se quedó dormida y el semidiós, al sorber con fuerza provocó un exceso de leche, que se desbordó de su boca y se derramó por el cielo. Según el mito fue Mercurio quien arrancó al pequeño Hércules del seno de Juno.
Hércules es hijo de la mortal Alcmena y de Júpiter, quien seduce a la mujer asumiendo la figura de su esposo, Anfitrión. Por este motivo Juno mantuvo un profundo rencor hacia el héroe. Según la tradición mitológica, Juno dio de mamar a Hércules, pero sobre este asunto hay tres versiones: En la primera, Alcmena, por temor a los celos de Juno, abandona a Hércules recién nacido en el campo; por allí pasan Juno y Minerva, que, admirada del niño, convence a Juno de que se lo ponga en el pecho, y así lo hace, hasta que el niño le da tales tirones, que la diosa, disgustada, lo arroja lejos de sí; Minerva lo recoge, se lo lleva de nuevo a Alcmena y le ordena que lo críe.
En la segunda versión, Mercurio, sabiendo que los hijos de Júpiter no podrán alcanzar honores celestes si alguno de ellos no mama del pecho de Juno, consigue poner a Hércules, recién nacido, al pecho de Juno, hasta que ésta se da cuenta y entonces se quita al niño, pero éste ya ha mamado de la leche divina que le hará inmortal a su debido tiempo, y la leche que se derrama del pecho de Juno será catasterizada y pasará a ser la Vía Láctea. En la tercera versión, el niño mamaba con tal avidez, que la leche de Juno se le derramaba fuera de la boca y así se formó la Vía Láctea. En todos los casos Juno ignora de quién es el hijo al que está dando de mamar
En la segunda versión, Mercurio, sabiendo que los hijos de Júpiter no podrán alcanzar honores celestes si alguno de ellos no mama del pecho de Juno, consigue poner a Hércules, recién nacido, al pecho de Juno, hasta que ésta se da cuenta y entonces se quita al niño, pero éste ya ha mamado de la leche divina que le hará inmortal a su debido tiempo, y la leche que se derrama del pecho de Juno será catasterizada y pasará a ser la Vía Láctea. En la tercera versión, el niño mamaba con tal avidez, que la leche de Juno se le derramaba fuera de la boca y así se formó la Vía Láctea. En todos los casos Juno ignora de quién es el hijo al que está dando de mamar
El nacimiento de Venus
Boticelli; siglo XV. Galería de los Ufizzi (Florencia:
Los atributos más corrientes de Venus, normalmente representada medio desnuda, son la rosa, el mirto y la manzana; la diosa puede estar acompañada de los animales que forman su séquito: la paloma, el gorrión, conejos y cisnes.
Cuenta Hesíodo que la diosa Venus era hija de Urano y había nacido en el mar. Urano, el primer señor del mundo, odia a los hijos que va engendrando en su madre la Tierra y los oculta en los abismos de ésta, por lo que la Tierra incita a sus hijos contra su padre. Saturno, el menor, ayuda a su madre, que le entrega una hoz dentada que ella misma ha fabricado con la que le corta a su padre los órganos genitales. A continuación Saturno arroja al mar los genitales de su padre después de matarlo y junto a ellos se forma una blanca espuma, sobre la que emerge una joven, la diosa Venus. Luego, Venus fue llevada por la brisa marina a las orillas de la isla de Citera y después a Chipre; ambas islas se convirtieron en los dos principales centros de culto de la divinidad.
En el cuadro, la figura con el manto celeste es Céfiro, el viento de la primavera que lleva a Venus hacia la isla. La muchacha alada que le acompaña podría ser Aura, la brisa. La doncella que ofrece el manto a Venus se identifica con una de las Gracias o una de las Horas. La postura de Venus remite a la antigua figura de la Venus Púdica, de la que es ejemplo la Venus Capitolina.
En el cuadro, la figura con el manto celeste es Céfiro, el viento de la primavera que lleva a Venus hacia la isla. La muchacha alada que le acompaña podría ser Aura, la brisa. La doncella que ofrece el manto a Venus se identifica con una de las Gracias o una de las Horas. La postura de Venus remite a la antigua figura de la Venus Púdica, de la que es ejemplo la Venus Capitolina.
Marte
Velázquez; siglos XVI – XVII. Museo del Prado (Madrid):
Al dios de la guerra se le suele representar como un joven o un hombre de aspecto viril. Sus atributos son el yelmo y el escudo, a veces la coraza. En la iconografía tradicional, una lanza, una espada o una alabarda.
Marte es una de las doce divinidades del Olimpo, hijo de Júpiter y de Juno. El carácter agresivo y violento de Marte, dios de la guerra, lo convierte en motivo de envidia de todos los dioses, incluso de sus padres. La mayor parte de los mitos en que aparece el dios se relacionan con combates. Sin embargo, Marte no vence siempre y frecuentemente se le contrapone la proverbial sabiduría de Minerva. En el Renacimiento, la imagen de las dos divinidades, representadas juntas, se convirtió en alegoría de la sabiduría, la virtud, que sirviéndose de sus propias armas para mantener la paz, vence sobre la violencia destructiva de la guerra. Marte es también, según el mito, el padre de Rómulo y Remo, junto con la vestal Rea Silvia.
Marte no tiene una tipología iconográfica constante: puede ser representado con aspecto juvenil o como un hombre maduro de aspecto viril. Suele cubrirse la cabeza con un yelmo y lleva un escudo y una lanza o una espada. Junto a Marte a veces, se puede ver un lobo, animal que le ha sido consagrado.
Venus y Marte
Boticelli; siglo XV. National Gallery (Londres) :
En la obra de Boticcelli a Venus se la representa como una joven esposa vestida elegantemente, según los cánones de la época renacentista. La imagen de Venus contrapuesta a la de Marte alude al poder del amor que vence a la violencia y la guerra. El yelmo sobre la cabeza del niño sátiro es uno de los símbolos de Marte, adormecido bajo la mirada de Venus. La armadura de la que asoma el pequeño sátiro es uno de los atributos de Marte, dios de la guerra.
El mito atribuye a la diosa del amor, Venus, esposa de Vulcano, dios del fuego, numerosos amores. Marte, dios de la guerra, fue sorprendido en su compañía gracias a la trampa tendida por Vulcano, motivo de general hilaridad durante los banquetes divinos. Homero cuenta cómo, de madrugada, los dos amantes fueron sorprendidos por el Sol, que fue a contar la aventura a Vulcano. Éste preparó secretamente una trampa: se trataba de una red mágica, que sólo él podía accionar. Una noche en que los dos amantes se hallaban en el lecho de Venus, Vulcano cerró la red sobre ellos y llamó a todos los dioses del Olimpo. El espectáculo produjo en todos gran regocijo. A ruegos de Neptuno, Vulcano consintió en retirar la red, y la diosa escapó avergonzada, hacia Chipre, mientras Marte se dirigió a Tracia. De los amores de Venus y Marte nacieron Cupido, Deimo, Fobo y Harmonía. El tema del amor de Venus y Marte ha tenido notable fortuna en la iconografía. Frecuentemente se representa a los dos amantes mientras yacen juntos o en el momento de ser sorprendidos por Vulcano. Con ellos suele aparecer la figura de Amor, al que se considera hijo suyo.
Nacimiento de Atenea
Cerámica griega; siglo VI. Museo del Louvre (París)
Diosa de la sabiduria, a Atenea se la representa vestida de guerrera, armada de yelmo, escudo y coraza; el animal consagrado a la diosa es la lechuza, símbolo de la sabiduría.
Atenea, la diosa guerrera, es una de las divinidades más importantes del Olimpo. Hija de Zeus, vino al mundo de un modo muy singular. Zeus, que sufría muchos dolores de cabeza, ordenó a Hefesto, el dios del fuego, que le abriese el cráneo de un hachazo, y de él salió Atenea armada de pies a cabeza, doncella ya de veinte años. Fue admitida en el consejo de los dioses y gozó en él de grandes prerrogativas. Tenía, como Zeus, el privilegio de disponer del rayo según le apeteciera; concedía el espíritu profético, prolongaba la vida de los mortales y les deparaba, después de su muerte, venturosas bienandanzas. Todas sus promesas eran realizadas.
Diosa sabia y sagaz, huye de la pasión del amor. Inicialmente considerada diosa de la guerra, asume a continuación el papel de protectora de las ciencias y las artes. Después de haber ayudado a Perseo a matar a Medusa, Atenea recibió del héroe la cabeza del horrible monstruo, que colocó sobre su égida: la cabeza de la gorgona aparecerá en su escudo. Como diosa guerrera, Atenea combate para mantener el orden y las leyes, y por eso se opone a Ares, dios de la guerra brutal y violenta. Se la representa generalmente como una muchacha armada con yelmo, lanza y escudo. A veces aparece una lechuza, animal consagrado a la diosa y símbolo de la sabiduría.
Las hilanderas o la fábula de Aracne
Velázquez; siglos XVI – XVII. Museo del Prado (Madrid)
Famosa tejedora, a Aracne se la representa habitualmente sentada en el telar mientras la diosa Minerva, con armadura, la observa trabajar. A veces la joven, en pie con el brazo extendido, muestra orgullosa su obra o bien se la representa con la telaraña entre las manos.
Una de las atribuciones de la diosa Atenea es la de vigilar algunas actividades domésticas, sobre todo el hilado y el tejido. Es famoso el episodio en que la diosa transforma en araña a Aracne, la hilandera que se atrevió a desafiarla.
Aracne, una joven de Lidia, hija de un famoso teñidor de púrpura, Idmón de Colofón, era tan hábil en el arte del tejido que incluso las ninfas se acercaban a observarla mientras trabaja. Engreída, Aracne se declaró superior a la misma Minerva y desafió a la diosa, protectora de todas las artes, incluida la de fabricar tejidos.
Adoptando la apariencia de una vieja, Minerva intentó primeramente inducir a Aracne a que se excusase por su descaro, pero la joven no desistió y hasta se obstinó en su insolencia. De modo que Minerva se descubrió y aceptó el desafió. Sin intimidarse, Aracne comenzó a tejer su tela en la que representaba los amores de los dioses: Europa arrebatada por Júpiter transformado en toro; Asteria forcejeando contra el mismo dios metamorfoseado en águila; Leda, de la que aquél se hacía amar tomando la forma de cisne; Alcmena, a la que engañaba usurpando los rasgos de Anfitrión; Dánae y la lluvia de oro; Egina y la llama viva; Mnemósine y el pastor. Sin embargo a la diosa no le agradó el tema representado y, furiosa, hizo jirones la tela y golpeó a Aracne con la lanzadera. Entonces la muchacha, abrumada por la ira de la diosa, intentó ahorcarse desesperada, pero Minerva, compadecida de la joven, la sostuvo en los aires para que no acabara de estrangularse y la transformó en araña. Bajo esta nueva forma, Aracne conserva aún su pasión por hilar y tejer la tela. De hecho, los antiguos creían que la araña – en griego aráchne - producía la tela tejiéndola.
Fuente de Neptuno
Ventura Rodríguez; siglo XVIII. Plaza de Neptuno (Madrid)
Neptuno, con apariencia de viejo, barbudo y con largos cabellos, se suele representar en el acto de empuñar el tridente, arrastrado por caballos y delfines sobre el carro.
Neptuno, dios del mar, una de las doce divinidades del Olimpo, es hijo de Saturno y Rea, y hermano de Júpiter. Además tiene la facultad de desencadenar violentas tempestades y también de aplacarlas. Los marineros invocan su protección para asegurarse una navegación tranquila y privada de peligros. La tradición atribuye al dios numerosos amores de los que nacen frecuentemente divinidades maléficas. En algunos relatos míticos, por ejemplo, Medusa se une a Neptuno generando el famoso caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. La consorte oficial del dios es Anfitrite, la nereida que en un primer momento huye, pero luego se convierte en su esposa. Al dios del mar se le suele representar con larga barba y cabellos abundantes, empuñando el tridente, con puntas a veces ganchudas. Su carro, en forma de concha casi siempre, es arrastrado por delfines y caballos de mar o hipocampos. A veces se le representa a lomos de un delfín. Frecuentemente su imagen se asocia a la de Anfitrite en el llamado Triunfo de Neptuno; Anfitrite, junto al dios, cabalga sobre un delfín o se sienta sobre una concha arrastrada por animales marinos, mientras el dios del mar yace en su carro. Generalmente Neptuno y Anfítrite están acompañados de un cortejo de divinidades marinas, los tritones y las nereidas.
Mercurio
Rubens; siglos XVI – XVII. Museo del Prado (Madrid)
Representado como un joven atlético, el mensajero de los dioses lleva un gorro alado, llamado petaso, calzado alado y empuña el caduceo. Comúnmente se le considera mensajero de los dioses, pero es también el dios protector del comercio y de los viajeros.
Mercurio, hijo de Júpiter y Maya, y una de las doce divinidades principales del Olimpo, fue un muchacho extraordinariamente precoz. Nada más nacer, se liberó de las fajaduras propias de un recién nacido y robó los bueyes de Admeto, custodiados por Apolo. A continuación, el dios Sol cedió los animales a Mercurio a cambio de la lira que el astuto muchacho había construido con la concha de una tortuga. Por ese episodio se atribuye a Apolo la imagen de dios de la música. Júpiter, sorprendido por la energía de Mercurio, lo nombró mensajero de los dioses. En los relatos míticos, en efecto, el dios aparece sobre todo como quien lleva los mensajes a los dioses y a los hombres. Se le representa generalmente como un joven atlético; sus atributos son el calzado alado, que le permite desplazarse rápidamente, y el gorro alado, llamado petaso. Además blande el caduceo, una vara con dos serpientes enroscadas, a veces remontado con alas, que tiene el poder de inducir al sueño. Desde el punto de vista alegórico Mercurio personifica las cualidades del educador: la razón y la elocuencia. Bajo ese aspecto, se le representa mientras educa a Amor.
Juno y Argos
Rubens; siglos XVI – XVII. Museo Wallraf-Richartz - Colonia
Juno, violenta y vengativa, mujer de Júpiter, se suele representar con una diadema y un cetro, para indicar su posición de reina del Olimpo. Es la más importante de todas la divinidades olímpica femeninas, mujer y hermana de Júpiter, protectora del matrimonio y de los partos. Generalmente se representa a Argos dormido con apariencia de pastor con muchos ojos, apoyado en una roca o acostado junto a un árbol.
La tradición no se pone de acuerdo respecto al padre de Argos, considerado hijo de Agenor, Arestor o Ínaco. También se le llama Panoptes, el que todo lo ve, o Argos de los muchos ojos. La figura de Argos se recuerda principalmente en el ámbito de la historia que tiene por protagonista a Io, hija del dios fluvial Ínaco, amada por Júpiter y transformada por el dios en novilla para librarla de la ira de su mujer Juno. Dándose cuenta del engaño, la reina de los dioses pide a su marido que le regale la novilla y confía el animal a la custodia de Argos, quien, dotado de numerosos ojos, puede al mismo tiempo dormir y vigilar, haciéndoles reposar por turnos. Preocupado por la suerte de la amada, Júpiter solicita la ayuda de Mercurio, quien consigue dormir completamente a Argos con el sonido de su flauta y entonces lo mata.
Según otras versiones del mito, el dios duerme a Argos con su varilla divina (caduceo) y luego lo abate, golpeándole con una piedra. Para honrar a su servidor, Juno coloca sus ojos en la cola del pavo real, animal consagrado a la diosa.
Argos se representa mientras, observado por Mercurio, vigila a Io o mientras se adormece al sonido de la flauta; los pintores lo retratan a veces muerto, mientras Juno coloca sus ojos en la cola de los pavos reales con ayuda de amorcillos.
En el cuadro, las manchas coloradas en la cola de los pavos reales son los ojos de Argos que Juno ha colocado en la cola de los animales consagrados a ella en memoria del guardián de los cien ojos, encargado de custodiar a Io y al que Mercurio mata. El arco iris, entre el cielo y la tierra, es el atributo de Iris, mensajera de los dioses y al servicio de Juno, representada en el momento de arrancar los ojos de la cabeza de Argos. El pavo real es uno de los símbolos de Juno, aquí representada en el momento de tomar los ojos de Argos para colocarlos en la cola de los pavos reales. Argos yace exánime en tierra.
Fuente de las Cuatro estaciones o de Apolo
Ventura Rodríguez; siglo XVIII. Paseo del Prado (Madrid)
Habitualmente representado como joven de rara belleza, con la cabeza ceñida de luz, Apolo guía el carro del Sol, que atraviesa el cielo cada día arrastrado por cuatro caballos. El arco, la flecha, la aljaba, la lira y el laurel son los principales atributos del dios.
Apolo, hijo de Júpiter y Latona, hermano gemelo de Diana, es una de las doce divinidades olímpicas. Es el dios del sol y de la belleza, del orden moral, de los oráculos y profecías, así como de la música y la poesía. Todavía niño mató a la serpiente Pitón que devastaba la región en las cercanías de Delfos. El lugar se convirtió así en sede del santuario y del culto de Apolo, donde el dios comunica los oráculos a los dioses y a los hombres.
Apolo puede ser belicoso y funesto, provocando pestilencias y muertes repentinas. Es el dios que durante la guerra de Troya propagó la peste en el campamento griego. Pero, además de peligroso, también ayuda a los seres humanos y, como padre de Esculapio, dios de la medicina, aleja el mal. En fin, Apolo es el inventor de la música y alegra a los dioses con su cítara durante los convites. Como guía del coro de las Musas se le llama Musagete.
A Apolo se le representa generalmente desnudo, con una corona de laurel en torno a la cabeza. En calidad de músico viste una larga túnica y toca la lira. A veces acompaña a Apolo un monstruo de tres cabezas (de perro, de lobo y de león) con cuerpo de serpiente, figura mítica que proviene del dios egipcio Serapis, que los mitógrafos renacentistas atribuían al dios Sol.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)